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domingo, 15 de junio de 2014

ADOLESCENCIA MISIONERA

ADOLESCENCIA MISIONERA:

Con el programa de Adolescencia Misionera, queremos que los adolescentes continúen su formación iniciada en la Infancia Misionera y se preparen para la Juventud Misionera.

¿QUÉ SE PROPONE?
Ofrecer un espacio para que nuestros adolescentes desarrollen y aprovechen sus aptitudes, su entusiasmo y sus valores con miras a la Evangelización de la Familia, el colegio, la Parroquia y el ambiente.

Objetivos:
1. Continuar la formación apostólica, iniciada en la Infancia Misionera
2. Responder a las inquietudes y necesidades propias de su edad

3. Ofrecer un ambiente acogedor en la Iglesia para que se desarrollen integralmente y participen en ella activamente.
4. Dar apertura misionera a la educación cristiana de los adolescentes

5. Orientarlos para que descubran los caminos que les permita realizarse como persona.


El Saludo: Los niños y adolescentes misioneros usan un saludo muy especial: Quien dirige el saludo dice con voz fuerte: "De los niños/adolescentes del mundo..." y quien recibe el saludo responde: "siempre amigos!". Cada uno levanta la mano derecha a la altura de la cabeza. Los cinco dedos representan los cinco continentes. Luego la entrelaza con el compañero formando una cadena de amor y paz.


  La pañoleta  es la tercera y última insignia oficial que el niño, adolescente o animador recibe, y con ella realiza su consagración a la misión en y desde la Obra de la IAM.
Se entrega a quien:

·       Ha perseverando en su proceso formativo de su Escuela con Jesús, habiendo transcurrido al menos un año desde la entrega del escudo.

·       Asume un compromiso constante en la Obra de la IAM, asumiendo así el compromiso con la Misión Universal de la Iglesia.

·       Se esfuerza por vivir con un corazón abierto y sin fronteras, sintiéndose hermano universal de todos los niños y adolescentes del mundo.

·       Decide libremente realizar su consagración con la Obra de la IAM.
 
Este paso que los niños, adolescentes y animadores realizan es su proceso formativo es muy importante, viviendo la misión al estilo de Jesús; por ello, junto a la pañoleta, acompaña su entrega la Cruz de la IAM, que nos recuerda la misión universal de la Iglesia y nuestro verdadero estilo de vida misionero de imitar y configurarnos con Jesús, el Misionero del Padre.



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